Nuestra época, posterior a la crisis del 2008, es la del neocolonialismo imperialista. Las cadenas de formación de valor se desglosan, tercerizan y globalizan mientras la producción capitalista -manteniendo el control de las empresas y estados centrales- se relocaliza en sus unidades productivas desplazándose y amplificándose hacia el Sur Global. Se intensifica la superexplotación de la fuerza de trabajo (mayormente feminizada y precarizada).