Las elecciones del 17 de septiembre aparentan haber sido una bisagra en la historia política israelí, cuando el “hombre fuerte” que ha cautivado a la derecha israelí en los últimos veinticinco años, Benjamin Netanyahu, no ha conseguido, por segunda vez consecutiva, el número de bancas que requiere el sistema parlamentario israelí (61 diputados) para formar una coalición de gobierno.