En cada aniversario de la Revolución de Mayo de 1810 nos hacen recordar cómo los patriotas afrontaron guerras civiles e internacionales, así como todo tipo de obstáculos para lograr seis años después, nuestra Independencia. El acontecimiento se presenta como un momento congelado en el tiempo: los paraguas, el pueblo frente al Cabildo, la insurrección frente al Virrey, las cintas celestes y blancas repartidas entre la multitud, el coraje de French y Beruti, el conservadurismo de Saavedra, el espíritu revolucionario de Castelli, la cautela de Belgrano, etcétera.
El 25 de mayo de 1973, después de 18 años de proscripción al peronismo, asume por primera vez un presidente electo democráticamente. Se trata de Héctor Cámpora quien trajo la promesa de la vuelta a los años felices del peronismo: la libertad, el Estado soberano protector de los intereses del pueblo, la reivindicación de sus derechos, la vuelta de Perón. También un 25 de mayo, pero ahora de 2003, después de una crisis económica y política como nunca antes se vio, y precedida por años de ajuste neoliberal y pérdida casi total de la esperanza en torno a la reivindicación a través del Estado, asume Néstor Kirchner, con la promesa de devolver la dignidad al pueblo argentino.