Colombia y el giro a la izquierda

Las elecciones de este domingo 13 de marzo en Colombia plantearon un escenario radicalmente distinto al de las elecciones legislativas y presidenciales de 2018, en las cuales se impusieron las fuerzas derechistas lideradas por Álvaro Uribe que llevaron a Iván Duque a la presidencia para el período 2018-2022. 

Después de cuatro años de una política social y económica errática, agravada por la pandemia del COVID-19 que dejó 21 millones de personas en situación de pobreza y otras 7 millones en pobreza extrema, de la mano de Gustavo Petro, Colombia parece acercarse a un cambio político inédito, en un país que nunca tuvo un gobierno democrático popular y donde primaron los proyectos políticos de derecha, con altos índices de abstención. 

Resultados: cambios y tendencias

Como venían mostrando las últimas encuestas, Gustavo Petro por el Pacto Histórico (izquierda) alcanzó una mayoría absoluta al interior de la consulta en su coalición con cerca de 4 millones y medio de votos para él y casi 6 millones en total para su coalición, logrando una votación que sobrepasó ampliamente los resultados obtenidos por las consultas del Centro Esperanza (centro) que obtuvo en comparación solo un 30% y el Equipo por Colombia (derecha) que logró 60%.

Aunque estos resultados no garantizan la victoria electoral de Petro en primera vuelta, sí reflejan la demanda irrefutable de un cambio radical en la política tradicional colombiana.

Incluso los resultados de las elecciones en los consulados: ganó el Pacto Histórico en plazas como la de España y Miami, donde en los últimos años había ganado ampliamente el uribismo. Además Gustavo Petro obtuvo la victoria en algunos departamentos donde históricamente el uribismo había sido la primera fuerza como en Córdoba, Cesar, Magdalena y Sucre. En Bogotá y en el Valle de Cauca, se impuso con el doble de votos que la coalición de derecha y en Antioquía obtuvo más votos que el ex alcalde de Medellín Sergio Fajardo en su consulta interna. 

Sobre la conformación de las cámaras del Congreso, aunque la abstención para las legislativas fue del 55%, es decir, hubo una menor participación que para las consultas internas, los resultados también arrojaron cambios sustanciales que ratifican una transformación en parte del electorado. En el Senado, el Pacto Histórico logró posicionarse como la primera fuerza junto con el Partido Conservador, cada uno con 16 curules. El Partido Liberal obtuvo 15 escaños, y aunque en algunas coyunturas han actuado conjuntamente en gobiernos de Unidad Nacional como en el de Juan Manuel Santos (2010-2018), en algunos lineamientos políticos tienen orientaciones distintas por lo que el liberalismo podría ser un potencial aliado del Pacto en el Senado, al igual que la Coalición Alianza Verde Esperanza, que quedó como la cuarta fuerza con 14 escaños. 

Por otra parte, la votación lograda por el partido del oficialismo, el Centro Democrático, para el Senado con 14 escaños, lo posicionó en el quinto lugar luego de que fuera hace cuatro años la primera fuerza política. El tradicional partido de centro derecha Cambio Radical que hace cuatro años había logrado el segundo lugar, en estas elecciones bajó al sexto puesto con 11 escaños. Los resultados en la Cámara de Representantes también son alentadores: el Partido Liberal obtuvo 32 escaños, tanto el Pacto Histórico como el Partido Conservador obtuvieron 25 escaños compartiendo el segundo lugar, aunque para la cámara baja el Partido Verde como potencial aliado de Petro ocupó el séptimo lugar con 11 escaños. Con la configuración del nuevo Congreso que se instala el próximo 20 de julio, las alianzas y la negociación política para lograr mayorías será la clave para quien gane las presidenciales.

Asimismo es de resaltar los votos obtenidos por la candidata del Pacto Histórico Francia Márquez, quien obtuvo cerca de 780 mil votos (más que todos los candidatos de la coalición del Centro Esperanza) y que con esta votación logró perfilarse como una figura política de alcance nacional, siendo una cara renovada para la política y genuinamente representativa de los sectores históricamente relegados. 

Los pobres resultados que obtuvo la coalición de centro denominada Centro Esperanza se explican por varios factores, entre los cuales cuenta la pluralidad de intereses de sus figuras políticas. La fractura interna y la carencia de una propuesta transformadora de la realidad del país, que trascienda la consigna de la no polarización, planteó un escenario difícil para la campaña del centro en materia discursiva. 

Por otra parte, se reafirmó el poder que continúan ejerciendo los partidos tradicionales Conservador y Liberal en el nivel regional cuando de elecciones legislativas se trata. Su lugar de relevancia político electoral se mostró constante en comparación con el retroceso sufrido por los partidos más cercanos al oficialismo y al espectro de la derecha como el Centro Democrático, Cambio Radical y el Partido de la U. 

Desafíos para las presidenciales 

Con las candidaturas presidenciales definidas, se inician dos meses de intensa actividad política. Las fuerzas políticas de derecha deberán articularse si quieren impedir una posible victoria de Gustavo Petro en la primera vuelta, aunque ello implique incluso una retirada del candidato del uribismo Óscar Iván Zuluaga de la contienda. Por otra parte el centro deberá definir un discurso que le permita atraer votos tanto de la derecha como de la izquierda, aunque le será difícil pues al parecer incluso el voto de opinión prefiere la propuesta del Pacto Histórico.

Gustavo Petro deberá, por un lado, buscar posibles aliados en el centro e incluso negociar con el Partido Liberal, es decir, acordar con sectores de la política tradicional, y por el otro, conquistar nuevos votos, teniendo en cuenta que el potencial electoral se encuentra en 38.839.901 y la participación solo alcanzó el 50% del padrón.

Aunque las elecciones son impredecibles y el Pacto Histórico no tiene la victoria garantizada (pues va a tener que negociar con otros sectores menos progresistas), la izquierda colombiana nunca había tenido el caudal electoral que logró el pasado 13 de marzo. 

En un escenario de alianzas que seguramente la derecha definirá antes de la primera vuelta, la victoria de Petro se daría con un margen ajustado, salvo que logre redoblar los votos populares, pues aunque el país asiste a un cambio, tal y como se vio en el gran paro nacional del 2021, los sectores de derecha y los más tradicionales no renunciarán fácilmente al poder político que han cooptado históricamente y que han ejercido incluso por la fuerza. Serán dos meses decisivos para que en Colombia definitivamente lo nuevo termine de nacer y lo viejo comience a morir. 

Vannessa Morales Castro

Becaria doctoral del CONICET, magíster en Estudios Sociales Latinoamericanos de la UBA, trabajadora social de la Universidad Nacional de Colombia. Integrante del Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe y del Observatorio Electoral de América Latina.