El día que el viento paró

Los que saben dicen que no hay que hacer análisis en caliente. Tienen razón. Pero también saben que la vida es corta y hay que seguir, otros nos esperan. En este caso, Espóiler. Esta misma pregunta, cómo seguir, es la que debe estar planteándose el gobierno luego de la derrota electoral del domingo negro del 12 de septiembre. Una elección que va a tener su repechaje en apenas dos meses. 

Hay muchas pistas para entender una derrota del Frente de Todos como la del domingo de las PASO. Probablemente estén todas equivocadas o todas acertadas. Nadie lo sabe. Quizás fue la estrategia electoral: no abrir las listas a las primarias. Quizás fueron los candidatos: no jugar cartas más fuertes ni primeras figuras. Quizás hubiese sido peor, o no. Quizás el eslogan, “la vida que queremos”, fue incomprensible. En la noche del domingo escuché una frase: “la foto de Olivos (por el cumpleaños de Fabiola Yáñez) fue la gota que rebalsó el vaso”. Si esto es así, habrá que analizar las otras miles de gotas que estaban en el vaso, cuándo se formó ese vaso y por qué. También se puede decir: “fue una mala noche, en noviembre la revertimos”. También fue dicho. 

Malestar

Aun a riesgo de apresurar el análisis se debe señalar la existencia de un malestar en la sociedad. No es inocuo que el PBI del país haya caído casi un diez por ciento un año antes y que todo siguiera como si no hubiera pasado nada. Sí, por supuesto que ocurrió la pandemia y que obligó a tomar una serie de medidas que deterioraron la actividad económica en un país que viene del estancamiento económico y una alta inflación desde hace varios años. 

Pero este malestar no se expresó en las calles como en otras oportunidades, sino que los y las argentinas fueron a las urnas y una mayoría eligió meter candidatos de fuerzas en ese sobre como forma para mostrar el descontento que la democracia da en una elección cristalina.

En ese sobre pusieron lo que estaba más a mano para construir un mensaje contundente: estamos mal. 

Pero hay subtexto en ese mensaje, aun en las primarias de Juntos por Cambio, se vio el voto a fracciones minoritarias como Facundo Manes en PBA, Ricardo López Murphy en CABA o Carolina Losada, que con un discurso más extremo será la candidata a senadora de en Santa Fe. También hubo una mejora de posiciones de la izquierda que se instalaba como tercera fuerza con más de 1.600.000 votos bastante dispersos por todo el territorio. En Jujuy superó el 23%; en CABA (6,2%) y en PBA (5,2%) quedaron en posición de obtener cuatro o cinco legisladores en noviembre, en parte a expensas de votos kirchneristas. En la Provincia de Buenos Aires también Randazzo obtuvo casi cuatro puntos que lo ubica en la grilla de noviembre. No tuvo la misma suerte Guillermo Moreno que apenas pudo llegar a los 80.000 votos. 

Un espacio aparte es la evaluación de los resultados de las ocho provincias que eligen senador: en Mendoza se impuso Alfredo Cornejo en la primaria y Cambia Mendoza se impuso con un 43% frente al 25% del Frente de Todos. Por la distancia y el tipo de distrito la diferencia parece irremontable. En Córdoba el escenario para el Frente de Todos es aun peor ya que Carlos Caserio quedó tercero con el 11% de los votos. El gran ganador fue Luis Juez en la interna de Juntos por el Cambio totalizando el 47,8% contra el 24,4% de Alejandra Vigo por Hacemos por Córdoba (Schiaretti). En Santa Fe, el ya comentado triunfo de Carolina Losada en las primarias de Santa Fe. Allí Juntos por el Cambio obtuvo casi el 40% de los sufragios y Macelo Lewandowsky ganó su compleja PASO a Agustín Rossi totalizando el 30%. El ex relator de Fútbol para Todos le ganó en la ciudad de Rosario a Juntos por el Cambio. En Corrientes, Cambiemos se denominó Eco+Vamos Corrientes y sacó el 58% contra 35% de Camau Espínola. Finalmente, una sorpresa la dio Juntos por el Cambio en Chubut, donde Torres ganó su interna obteniendo el 39,5%, contra el 27% de Frente de Todos liderado por Linares. 

Las únicas dos provincias donde el Frente de Todos se impuso en la categoría senador fueron Catamarca, donde Corpacci le sacó casi 20 puntos a Fama (Juntos por el Cambio). La otra provincia fue Tucumán donde Pablo Yedlin le ganó a Alfaro 48% a 35%.

Si los resultados se repiten en noviembre, Juntos por el Cambio obtendría 16 senadores de los 24 en juego y el Frente de Todos perdería el quórum de la Cámara Alta. 

No se puede dejar de apreciar los votos en blanco, impugnados y nulos que a nivel nacional ascendieron a casi millón y medio, casi ochocientos mil más que en 2019. Es bastante probable que correspondieran en buena parte al Frente de Todos. Otra cuestión bastante discutida es la participación que se ponía en duda a caballo del posible desinterés en la compulsa y el miedo a votar por cuestiones sanitarias. En esta oportunidad votó el 68%, cada uno tendrá su escala para evaluar si la participación fue adecuada o no, pero cayó casi 4,5 puntos desde las PASO de 2017 (para comparar con elecciones similares). Esto significó para un padrón de 34.332.992 un poco más de un millón y medio de electores que no se acercaron por diferentes motivos a la escuela asignada (se debe recordar que de 16 a 18 años y más de 70 el voto es optativo).

¿Qué hacer?

¿Tiene posibilidades de remontar la elección el Frente de Todos? 

No hay una respuesta única. A primera vista parece imposible de dar vuelta una distancia de dos millones de votos en tan corto tiempo. No obstante, la política siempre es contingencia. Se puede hacer una lectura pragmática en términos matemáticos.

Si se lograra recuperar al 5% que no fue a votar, convencer a la mitad de los blancos e impugnados, y casi todos votaran al Frente de Todos, la elección se podría emparejar. 

¿Qué incentivos tiene para ofrecer el gobierno? 

Un breve punteo de la oferta posible del oficialismo, y las dudas que suscitan: 

  1. Inducir el miedo al triunfo de macrismo y libertarios (¿eso funciona aún?).
  2. Mostrar que los indicadores económicos mejoran (¿cuándo llega al bolsillo?).
  3. Impulsar un paquete de obra pública, y otras políticas de impacto en el bolsillo de la población como aumento de emergencia para jubilados, nuevo IFE, etcétera (deberá enfrentar las acusaciones de electoralismo).
  4. Cambiar total o parcialmente el elenco de ministros y funcionarios de alta jerarquía (¿se puede rearmar un gobierno en tan poco tiempo?).
  5. Radicalizar su propuesta hacia políticas más intervencionistas (¿es eso lo que la sociedad demanda?).

Cada uno y una puede agregar o tachar alternativas a la lista, en los dos próximos y eternos meses.

Carlos De Angelis 

Sociólogo, profesor de Sociología de la Opinión Pública y director del Centro de Opinión Pública y Estudios Sociales (COPES) de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.