Se fugaron un PBI

Una de las características centrales del gobierno de la Alianza Cambiemos fue la mentira planificada. Nada de lo que hicieron fue un error. Menos el endeudamiento serial que inició ni bien accedieron al gobierno. De hecho, el pago a los Fondos Buitres liderados por Paul Singer se consumó en una de las primeras sesiones del Congreso, en marzo de 2016. Una primera emisión de deuda de 12.000 millones de dólares para pagarles en efectivo a los usureros globales. 

Todo estuvo planificado. De esa primera emisión participaron los bancos que habían sido los empleadores durante años del genio de las finanzas Luis “Toto” Caputo y su segundo, Santiago Bausili.

Y como la mentira planificada fue (y es) constitutiva de Cambiemos –dentro de un plan de miseria planificada–, Macri no detiene su marcha apócrifa. 

«Cuando uno mira la deuda argentina antes del crédito del FMI y el día que me fui, (si la compara ve que) es la misma deuda. Con lo cual, para aquellos que dicen ‘se fugaron la plata, se la llevaron los amigos de Macri’, (les digo) la deuda fue la misma entre el día que entró la plata del Fondo y el día que nos fuimos», sostuvo durante un reportaje en la señal La Nación+. 

Entre enero de 2016 y abril de 2018 (antes del acuerdo con el FMI), Argentina exhibió un récord digno del Guinness: fue el país que encabezó el ranking mundial de principales colocadores de títulos de deuda en mercados internacionales. Se llevó más del 10,5 por ciento del total de la deuda mundial emitida en esos dos años, seguida por Arabia Saudita (10,0), Indonesia (6,0) y México (5,0).

Concentración

El endeudamiento serial durante los cuatro años de macrismo contribuyó a financiar la formación de activos en el exterior que totalizó los 86.000 millones de dólares. 

Una primera etapa de ese drenaje de divisas se cubrió con la deuda emitida por el Tesoro Nacional y a partir de abril de 2018, con los dólares que ingresaron del FMI. Dentro de esta estrategia –que erosionó cualquier posibilidad de desarrollo en el país– fueron partícipes varias provincias empujadas a tomar deuda en moneda norteamericana.

El Banco Central de la República Argentina (BCRA) investigó este período, material que ahora está bajo análisis de una Comisión Bicameral del Congreso. La entidad concluyó que el 1 por ciento de las empresas que adquirieron la moneda norteamericana (853 firmas) fugaron 41.000 millones de dólares, casi la mitad de todo el dinero que salió del sistema con el aval de la Alianza Cambiemos. 

Las empresas energéticas fueron las que más contribuyeron a la fuga de divisas. La ecuación fue simple: tarifazos, maximización de su rentabilidad y fuga de dólares.

Dentro de este conjunto de firmas, las “eléctricas” aparecen entre las primeras posiciones. Todo tiene que ver con todo. El empresario Marcelo Mindlin (Pampa Energía) fue clave en el esquema de negocios de Macri. Con él pretendió simular la venta de la constructora IECSA de Ángel Calcaterra. 

En el caso de las personas humanas que contribuyeron a la fuga, el 10 por ciento concentró aproximadamente el 63,8 por ciento de las compras netas realizadas por individuos (47.006 millones). 

Financiar la fuga

El ingreso de divisas por deuda pública, privada e inversiones especulativas totalizó los 100.000 millones de dólares entre 2016 y octubre de 2019. De ese total, 86.200 millones se fugaron. Para diciembre de 2019, el stock total de la deuda pública nacional ascendía a los 323.000 millones de dólares, de los cuales el 60 por ciento se concentró en títulos públicos, un 25 por ciento en préstamos y 10 por ciento en instrumentos de corto plazo (letras). No existió lluvia de inversiones durante el macrismo. La inversión extranjera directa representó solamente el 4,3 por ciento de los capitales que ingresaron al país. 

La fuga –habilitada por la eliminación de todos los controles sobre la cuenta capital– se realizó en dos fases. Entre 2016 y abril de 2018, salieron del sistema 41.100 millones de dólares, es decir el 70 por ciento de los dólares financieros que ingresaron al país. En la segunda etapa se fugaron 45.100 millones, cubiertos exclusivamente con el dinero ingresado del FMI (44.000 millones). 

Estas maniobras no fueron protagonizadas por los pequeños ahorristas que decidieron resguardar sus ahorros en “moneda dura”. La concentración detectada por el BCRA habla de la sistematicidad en la salida de capitales, solventada por un andamiaje jurídico impuesto ad hoc (legalidad fraguada). 

Se “robaron” un PBI

En 2003, post estallido de la Convertibilidad, la deuda total de la Argentina representaba el 120 por ciento del PBI. El desendeudamiento que sobrevino luego no puede negarse. Para fines de 2015, la deuda era del 53 por ciento del producto. Y la mayor parte era en pesos. En tan solo cuatro años, Macri llevó esa relación a casi el 90 por ciento del PBI. Y un dato más, la deuda en dólares pasó de representar el 36,5 por ciento del producto al 70 por ciento. 

Ese endeudamiento no fue inocuo. Sirvió para financiar a los buitres especuladores (bancos, fondos de inversión, empresarios energéticos) en detrimento del conjunto de la población.

Incluso las provincias fueron empujadas a tomar deuda en dólares para camuflar el ajuste fiscal de aquellos años. 

“Varias provincias se alinearon con la estrategia nacional y buscaron financiar sus déficits fiscales colocando deuda en moneda extranjera en los mercados internacionales. En efecto, el endeudamiento provincial agregado pasó de representar 4,5% del PIB a fines de 2015 a 6,8% del PIB en junio de 2019. Es decir, el peso de la deuda provincial en el PIB aumentó más de 50% en menos de 2 años”, puede leerse en el informe del BCRA.

Para 2019, la provincia de Buenos Aires tenía el cien por ciento de su deuda en dólares. Y los buitres que formaron parte del festín fueron los mismos aliados del macrismo a nivel nacional. Solo así puede entenderse la virulencia de esos tenedores contra la administración de Axel Kicillof. 

Sebastián Premici

Licenciado en Ciencias de la Comunicación y periodista. Autor de los libros De patrones y peones: los aliados esclavistas de Mauricio Macri y Santiago Maldonado, un crimen de estado.