Que la Universidad se pinte de pueblo

Nos gusta pensar la extensión universitaria como una conversación: pensar en conversación, hacer en conversación, aprender en conversación. Abrir las puertas de la Facultad, compartir sus conocimientos, pero al mismo tiempo, permitir que la escucha nos transforme.  Necesitamos de los saberes situados que se producen en los territorios para leer los problemas sociales y alimentar políticas públicas con sentido. Boaventura de Sousa Santos la llama una extensión al revés o en sentido contrario, desde afuera de la universidad hacia adentro. 

Al igual que de Sousa Santos, la antropóloga Rita Segato destaca la necesidad y responsabilidad de democratizar el acceso a la Universidad, en virtud de una larga historia de discriminación forjada al calor del ethos colonial que signó el nacimiento de nuestros Estados y nuestras Universidades. Y esa democratización no puede ser sólo declamativa sino que debe traducirse en gestos. 

El Programa de Capacitación y Fortalecimiento para Organizaciones Sociales y Comunitarias se crea formalmente por resolución el 27 de agosto de 2002. En ella se destaca la centralidad que habían adquirido las organizaciones comunitarias y los movimientos sociales en el contexto de crisis económica, social y política que atravesaba nuestro país. Y, a la vez, señala la misión social de la Universidad con el pueblo, expresada en los objetivos de extensión universitaria. Estaba la convicción y la decisión política de generar un Programa de Extensión Universitaria que vinculara de forma sistemática a un conjunto de organizaciones sociales y comunitarias del ámbito metropolitano de buenos aires, con la Facultad. Desde entonces, el Programa ha encarnado el desafío de constituirse como una propuesta de educación popular en el ámbito de la Facultad. 

La principal estrategia ha sido la realización, de forma sostenida, de una propuesta de cursos para integrantes y referentes de organizaciones comunitarias, con el aporte de cátedras y docentes de la Facultad.  Y con la participación de estudiantes de las cinco carreras como talleristas, en una relación de mutuo aprendizaje, donde lxs estudiantes complementan y fortalecen su formación profesional. Desde el año 2012, además, un Consejo Consultivo integrado por referentes de organizaciones sociales forma parte del Programa, realizando recomendaciones y propuestas. 

Los temas de los cursos se fueron definiendo en diálogo constante con las organizaciones, vinculados a sus proyectos y demandas: Política y territorio, Planificación de proyectos sociales, Hábitat y vivienda, Niñez y adolescencia, Comunicación comunitaria, Economía social solidaria, Abordaje preventivo en el uso de drogas, Géneros y violencias, Teatro de lxs oprimidxs, entre otros. Desde sus inicios en 2002, se han realizado 110 cursos con referentes de organizaciones sociales en la Facultad. En otras ocasiones, además, los cursos se han realizado en articulación con municipios o políticas sociales, trasladando la propuesta a los territorios. A su vez, el Programa desarrolló acciones de fortalecimiento de las organizaciones en sus capacidades de gestión, realizándose 15 ediciones del Concurso de Proyectos Sociales, que permitieron apoyar con financiamiento y cooperación técnica, la implementación de casi 180 proyectos de escala barrial. 

En los últimos años, se consolidó también la Feria Che Pueblo, como un espacio de comercialización para los proyectos productivos de las organizaciones, promoviendo al interior de la Facultad, formas alternativas de producción y consumo. 

Dieciocho años después, la pandemia por Covid 19 y las herencias del último gobierno neoliberal del PRO, nos presentan nuevamente un escenario crítico como aquel 2002 fundacional, sacudido por el hambre y la angustia. Sin embargo, la cuestión sanitaria y la necesidad de aislamiento social para cuidarnos presentan desafíos inéditos. Mientras parece que el mundo está en pausa y se discute sobre las tareas esenciales y no esenciales, las organizaciones sociales están una vez más en la primera línea, sosteniendo la vida y los lazos comunitarios.

El pase a la virtualidad y el trabajo remoto generó un sinfín de preguntas y debates en torno al rol de la educación pública. ¿Cuál es el rol de la Universidad en este contexto? ¿Cómo acompañar y cooperar con las organizaciones sociales? Creemos que la mayor riqueza del Programa son los vínculos que se han ido tejiendo semana a semana, mes a mes, año a año. Vínculos que nacen del abrazo, de la bienvenida, de la escucha mutua. Vínculos que cuidamos y que constituyen la comunidad del Programa, una comunidad diversa y amorosa integrada por docentes, estudiantes, graduadxs, trabajadorxs y las organizaciones sociales. Hoy que no podemos encontrarnos, habitamos esa comunidad en nuestros recuerdos compartidos. La memoria es nuestro refugio y nuestra trinchera, donde encontramos las certezas desde donde repensar nuestras prácticas y estrategias de capacitación y fortalecimiento para y con las organizaciones sociales. Por eso, las memorias sentipensantes de estos 18 años mantienen los vínculos encendidos, y es imposible apagar tanto fuego. 

Sol Benavente, Luciana Kulekdjian, Bárbara Labecki y Verónica Paladino

Equipo de trabajo