«Cuando sale la noticia de la muerte de Ramona por el abandono estructural de la ciudad rápidamente se corre el foco mediático hacia nosotros»

Entrevistamos a Gustavo Villalba y Ezequiel González, vecinos de Villa Itatí y Villa Azul y primera generación de universitarios en sus familias. Charlamos sobre el impacto de la pandemia, la vida en el barrio, las políticas municipales y provinciales, y el impacto de la presencia de los medios.

Gustavo vive, desde que nació, en la Villa Itatí en el partido de Quilmes. Es egresado de periodismo de la Universidad Nacional de Avellaneda. Ezequiel, nació y vive en Villa Azul, al lado de Itatí. Es estudiante avanzado de abogacía, también de la Universidad Nacional de Avellaneda. Hace unas semanas se transformó en el centro de preocupación del país a partir del brote de Covid 19 y el cierre del barrio: Villa Azul comparte jurisdicción con los municipios de Avellaneda y Quilmes.

Entrevista realizada por Guillermo Levy, Sergio Langer por Espoiler y Mariana Paula Soto, Lic. Relaciones Laborales, estudiante avanzada de abogacía y docente de la Escuela Técnica de la UNDAV en Villa Azul. 

Ustedes son primera generación de universitarios en sus familias, ¿no?

Gustavo: soy licenciado en Periodismo de la Universidad Nacional de Avellaneda y tengo 44 años. Soy del 80% de la matrícula que es primera generación de egresados de todas las Universidades del Bicentenario. Orgulloso de serlo, vengo de familia paraguaya, laburante, nací y vivo en Villa Itatí. Llegué a la Universidad a través de su apertura en el año 2011. Mi mamá siempre realizó tareas domésticas y mi viejo laburaba como obrero en una fábrica de guitarras, donde yo también trabajé desde hace veinte años. Empezar la carrera fue una decisión alocada al principio, yo laburaba doce horas, estaba recién casado y tenía un hijo muy chiquito. En ese entonces vivía en Avellaneda, tenía 34 años así que no lo dudé. Pero estaba decidido, fue gratificante descubrir que había otro tipo de conocimientos y otras miradas distintas de la sociedad, el Estado, la familia y todo lo que conlleva el ámbito universitario en tanto amistades, negocios profesionales en otro nivel. Ahora estoy abocado a la Escuela Secundaria Técnica de la UNDAV, anclada en el territorio de Villa Azul. Es un lugar muy conocido, de mucha contención y que, por el tipo de población, además de los aspectos pedagógicos, tenemos que abordar otros temas como los socioeconómicos, más de índole estructural y muchas veces emocional.

Ezequiel: Yo vivo en Villa Azul, somos siete hermanos, de madre soltera. Estuve dos años de mochilero, y sentí que me tenía que establecer. Era la época de Cristina. A la Universidad llegué a través de carteles pegados por todo el barrio. Tardé en definirme para ir a anotarme, hasta el último día. También soy primera generación de universitarios. Estudio Abogacía. Estoy entrando al quinto año.

ITATI
¿Pueden relatar cómo es vivir en Itatí y en Azul, ahora que parecieran ser los barrios más famosos de la Argentina por la pandemia del Covid-19?

Gustavo: Itatí es una gran extensión de tierra, no hay manzanas, es asimétrica, con población que se estima en más de sesenta mil personas. Nació hace más de cincuenta años con los primeros obreros que vinieron del interior en la primera presidencia de Perón. La villa está dividida en muchos barrios, donde podés encontrar desde casas de tres pisos con dos autos adentro, hasta el rancho. Hay pobreza, los servicios públicos son irregulares, algunos tienen todos y otros no tienen nada. En mayor o menor medida, todo el barrio tiene agua, pero hay mucha diversidad: se puede encontrar gente que tiene cinco baños y otra que va a buscar agua con un balde varias cuadras. Más del cuarenta por ciento del barrio vive de manera informal. Por supuesto, toda la población ligada al circuito informal no tiene obra social, ni goza de alguna prestación, exceptuando las gubernamentales como por ejemplo la asignación universal o el IFE en el último tiempo. Un reducido grupo trabaja en relación de dependencia, y por ende, cuenta con obra social. Con respecto a las edades, mayormente es población joven, la tasa de natalidad es alta en relación con otros barrios populares. Hay una asociación de cartoneros que trabajó mucho en 2001, yo fui parte. Ellos tienen una puja permanente con cada gobierno debido a que no quieren trabajar informalmente, sumado a la problemática de trabajar con caballos.

¿Hay otras organizaciones sociales?

Gustavo: Sí, existen otras que se fueron sumando, principalmente desde 2001 y en la última crisis del gobierno anterior surgieron varias, como por ejemplo la Corriente Clasista Combativa, Barrios de Pie, la CTEP, quienes manejan las cuestiones de los carros de los cartoneros. Es muy amplio, porque manejan distintos convenios con sindicatos populares. Eso le dio un impulso a la gente para empezar a pelear y solicitar personería jurídica.

¿Hay curas villeros en el barrio?

Gustavo: Sí, ése es el laburo más antiguo que hay, es un resabio de la época del Padre Mugica. Mis papás vinieron de Paraguay, en la época de Mugica antes de los 70, y en el barrio se laburaba muy fuerte, porque es lindero a la misión de Don Bosco, siempre muy volcados a la misión social.

En los ‘80 ocurrió un milagro, se apareció la Virgen de Itatí en el medio de la Villa, desde allí se revalidó el nombre. En ese lugar, donde la Virgen se apareció hay una capilla, hay un laburo muy fuerte de comedor, jardín de infantes, entre otras cosas.

¿Y Villa Azul? ¿Cuánta gente vive y de qué trabaja mayoritariamente?

Ezequiel: Villa Azul pertenecía a Villa Itatí al principio, mi abuela vive aquí desde que arrancó la villa, no recuerda exacto el año, pero la Villa se dividió con la autopista, durante la dictadura militar. De lo contrario Itatí y Azul serían el mismo barrio. 

Gustavo: En Villa Azul viven alrededor de diez mil personas, hace unos días por la pandemia se hizo un censo, ahí sabremos cuántas personas viven en cada casa y la cantidad de habitantes hay. Comparada con Villa Itatí, es pequeña, tiene unas características similares al Barrio 31 de la Ciudad de Buenos Aires. Al estar el acceso, mucha gente fue construyendo de manera lindera a la autopista y hay más pasillos.

¿Cómo es la vida social y laboral dentro de la Villa Azul?

Ezequiel: Con respecto a la población, es estable, generalmente no viene gente nueva a vivir al barrio. Se pueden apreciar muchas jóvenes que son madres, la población es mayormente joven. En el último tiempo, hay mucha gente estudiando enfermería, considerándola una salida laboral más rápida. En términos laborales, hay muchos cartoneros, trabajan muchas familias de manera informal. Aquí no hay curas villeros, no hay trabajo pastoral. Sí hay organizaciones como la CTEP: la gente está muy descreída con respecto a la política, los reclamos que los vecinos realizaban a las gobernaciones no eran tenidos en cuenta porque se pasaban la pelota indicando que ese reclamo le pertenecía a Quilmes o a Avellaneda. En cuanto a los servicios, el gas es envasado. Con el tema del agua no llega la presión suficiente y de la luz la gente está colgada de los postes. Hay familias que tienen un mejor ingreso económico que otras que viven más hacinadas.

En este tiempo de pandemia en el que empecé a colaborar con otras personas pude comprobar que quizás una madre soltera vive en una sola casa con más de ocho hijos, que a su vez tienen pareja e hijos. 

Foto: Bernardino Avila
¿Cómo sienten la presencia mediática sobre ustedes durante estas semanas?

Ezequiel: Lo que buscan los medios no es dar cuenta del contagio en sí sino ver cómo pegarle al gobierno o dar rienda al morbo mostrando cómo viven en el hacinamiento tantas personas, o los problemas que tienen en las viviendas. Algo que cambió con la pandemia, fue que hay policías por todos lados. Los vecinos siguen saliendo, aunque ya no tanto. 

¿Qué pensas del cierre del barrio ordenado por la gobernación de la Provincia de Buenos Aires?

Ezequiel: Con respecto al cierre del barrio siento una dicotomía, porque me parece que es una buena medida, pero no todos los vecinos pueden cumplirla. Muchos son cartoneros o trabajan por hora y necesitan salir.

¿Qué les da el Gobierno Provincial a quienes no cobran un sueldo del Estado? ¿Y cuál es el protocolo cuando aparece un infectado? 

Ezequiel: Creo que todo los centraliza el municipio. Depende de qué municipio sea, se entregan diferentes alimentos y se van repartiendo. En Quilmes dieron alimentos secos y verduras. También reparten pan todos los días además de leche y harina. 

¿La asistencia alimentaria está cubierta? 

Ezequiel: Creo que sí. Pero no sé cómo se reparte en casas donde hay varias familias viviendo. También es cierto que si conoces a alguien se te facilitan las cosas. Eso es de siempre. Hay muchos contagiados que se quedaron en su casa que no se quieren ir, entonces hay prioridad para ellos. No sale ni entra nadie. Cuando aparece un caso el municipio analiza si en la casa se puede mantener el aislamiento o no.

Si vos tenés los síntomas, tenés que acercarte a alguna de las salidas para que te hagan el testeo y luego volver a tu casa.

Hay personas a las que les dio positivo y siguen en el barrio. Sólo los vecinos cuidan que no salgan a contagiar. Ahora la explosión de contagios se frenó un poco. 

En Itatí, ¿cómo es la situación? 

Gustavo: nos pasó como en Azul, los testeos se empezaron a hacer casa por casa. La villa se dividió en 19 subgrupos. Un médico y luego un trabajador social que fueron preguntando por todos lados. Hay extremos: muchos chicos y muchos viejos, estos últimos son población de riesgo. Todavía no se pudo medir con total exactitud. La cuestión sanitaria fue avanzando. En el pulmón verde que es campo, también lleva su cuidado. Se corta el pasto para que esté limpio y no se convierta en un foco de infección. Hubo casos de dengue. 

¿Cómo es la provisión de alimentos en el partido de Quilmes? 

Gustavo: Actuaron de forma bastante rápida porque la falencia era mucha y cualquier medida que puedan tomar siempre es poco. En este caso con las cuestiones de necesidades básicas han actuado muy rápido. La Intendenta, Mayra Mendoza, se ha puesto el trabajo sobre los hombros, aunque falta llegar de manera más eficiente. Eso tiene que ver con la logística, con la accesibilidad. Itatí es una villa gigante de 10 manzanas por 10 manzanas y entre medio de todo eso para llegar hasta el último rincón hay que hacer un esfuerzo muy importante. En cuanto a los tests, se maneja de manera diferente.

Todo lo que se hace en Azul sirve como antecedente para Itatí. Allá hicieron los testeos casa a casa y acá se implementó así. Si tenes los síntomas te trasladan a la Universidad de Quilmes. Perdí la cuenta de la cantidad de ambulancias que van y vienen. 

¿Hay para ustedes un tratamiento mediático diferente con respecto a lo que pasa en la Ciudad de Buenos Aires frente a Itatí y Azul? 

Gustavo: Hay que entender eso como una cuestión netamente empresarial y no pensar a los medios al servicio de la población. Por el Gobierno de la Ciudad que se entienda que, al ser empresarial, puede cubrir más su espalda, a través de la pauta con los medios para «decidir correr el foco» de contagios y ponerlo en los barrios populares del Conurbano, silenciando así los suyos, caso barrio 31 o Zavaleta por ejemplo.

Todos los canales apuntan a Villa Itatí porque vivimos un momento de periodismo de altísimo impacto.

Cuando sale la noticia de la muerte de Ramona por el abandono estructural de la ciudad rápidamente se corre el foco mediático hacia nosotros. 

Los medios hoy cuentan muertos, pero por otro lado algunos también cuentan otras realidades. Los medios populares, las radios zonales, hay gente que quiere decir otras cosas. Se abre otro abanico. 

¿Las sesenta mil personas de la Villa Itatí tienen acceso a internet? 

Gustavo: El otro brazo que tienen las medidas son las redes sociales. Cuando estás fuera del prime time lo que existen son las redes. Principalmente Facebook. Un 80% tiene acceso a internet, hay empresas tercerizadas que ingresan a la villa que les compran de los grandes medios una parte de la banda que ellos no quieren cubrir y arman un negocio aparte. El básico está a $750, es un precio popular. De ahí, para arriba. 

Ezequiel: En Azul internet también está tercerizado, pero todavía no hay fibra óptica. Hay una cuestión política en pegarle a la Intendenta de Quilmes: los medios creen que es más fácil ir contra una mujer, mucho más si pertenece a una ideología política que bastardean todo el tiempo.

Me contactaron para preguntarme por el aplauso que hacemos todos los días a las ocho de la noche. Algunos medios difundieron que era contra el gobierno o contra la cuarentena y nada que ver. El aplauso se hace para que las personas que están enfermas de Covid y que tuvieron que ser trasladadas, así se mandan fuerzas a ellos y a sus familiares; que algunos familiares quedaron solos, y así se sienten acompañados y contenidos.

¿Qué piensan cuando escuchan en los sectores medios y altos el discurso en contra de la cuarentena? 

Gustavo: No lo tomo a chiste. Adhiero a lo que decía Agustín Rossi: «Estamos viviendo en una saludocracia». Argentina atraviesa con muchísimo esfuerzo un contexto tal como lo recibió de la Administración anterior en términos económicos y sociales. Hay una decisión muy firme del gobierno que protege a la mayoría de la Argentina. Si quitas al AMBA y a la Ciudad de Buenos Aires Argentina tiene un porcentaje muy bajo de contagiados de Covid. Cuando ves la cantidad de infectados que se concentran en la ciudad y que en Avenida del Libertador salen quinientas personas a manifestarse en contra, no es de una gran preocupación, pero tampoco hay que tomárselo en chiste.  

Ezequiel: No se toma dimensión de lo que se está viviendo en los barrios más populares del conurbano bonaerense, ni cómo se viviría si no se hubieran tomado estas medidas. Hay mucha gente que la pasaría peor sin las políticas actuales, con los hospitales llenos. Entiendo que no le gusten a todo el mundo, entiendo que no le guste al que está pensando cómo seguir comprando dólares. Pero no es una cuestión de cuidarse una mismo, sino también al resto. 

¿Qué cambió con el tema de la seguridad y qué papel está jugando la militancia social y política en los barrios?

Ezequiel: En Azul con respecto a las fuerzas de seguridad no sé qué rol cumplen. No se sí quizás tiene que ver más con atemorizar para que las personas se queden adentro. Al principio, venían con armas largas, pero ya no.  Son la unidad táctica de la policía. También se ve la presencia de mucha gente joven ayudando a los vecinos y a población de riesgo, y eso se vuelve muy importante.

Gustavo: En Itatí, la presencia policial es notoria y no escuchamos ningún reporte negativo en ese sentido. No hay abusos policiales no registramos nada raro. Respecto de la militancia tiene que ver con el tinte político. Se nota el trabajo que hacen. Las organizaciones están trabajando intensamente.