Encuesta exclusiva: alto consenso a las medidas del Gobierno, fuerte preocupación por el futuro y amplia aprobación al impuesto a la riqueza.

El Observatorio de Economía Política (OEP) y el Centro de Opinión Pública y Estudios Sociales (COPES) de la Facultad realizaron la encuesta «Pandemia y Economía, entre la crisis y los consensos».  El relevamiento, hecho a 699 personas de la Ciudad de Buenos Aires y la zona metropolitana entre los últimos dias de abril y primeros días de mayo, busca dar cuenta del impacto económico de la cuarentena así como también los distintos niveles de consenso frente a algunas medidas para afrontar la crisis económica provocada por la pandemia. Para ver el informe completo: http://www.sociales.uba.ar/wp-content/blogs.dir/219/files/2020/05/Informe-OEP-COVID.pdf

Entre los consensos reales y los climas forzados.

La situación excepcional de la pandemia que cambió por completo las agendas políticas y sociales del nuevo gobierno pone en la superficie otras caras de nuestra vida social: nuestras prácticas, valores y ponderaciones. Desde las voces producidas por una gran cantidad de comunicadores sociales se opera fuertemente para construir escenarios sobre los climas ya existentes y una realidad irrebatible: el enorme consenso que suscita la forma en que el gobierno nacional viene conduciendo la crisis, por lo menos en esta primera etapa, prorrogando por un tiempo la enorme crisis que ya existe y que sobrevendrá por la recesión acumulada más los efectos de la crisis devenida con esta prolongada cuarentena, cuya resolución será seguramente uno de los mayores desafíos en estas cuatro décadas de democracia.

El consenso a las medidas tomadas, tanto sanitarias como económicas, el impacto económico en el día a día de la población y la percepción del futuro económico nos hablan de climas coyunturales. Pero también dan cuenta de la fortaleza y debilidades de los consensos neoliberales construidos desde 1976 a esta parte, como el que aparece en torno al debate sobre el impuesto a las personas más ricas del país, que fue contestado con una campaña para la baja de sueldos a «la política» por una diversidad de actores sociales, políticos y mediáticos.

A continuación, las principales conclusiones del relevamiento.

Alto consenso al cuidado sanitario y económico de la población

La mayoría de lxs encuestadxs (87%) acuerda con las medidas sanitarias para enfrentar la pandemia adoptadas por el gobierno nacional. Solo un 6% rechaza las decisiones implementadas en la materia. 

  • El alto nivel de aceptación a las medidas sanitarias se encuentra representado en todos los segmentos etarios analizados, pero es entre lxs más jóvenes (16 a 29 años) donde se observa mayor concentración de apoyo a las medidas (93%). 
  • Una baja proporción de personas encuestadas (13%) se opone a que el Estado pague una parte del salario de lxs trabajadorxs del sector privado, aun a riesgo de que aumente el déficit fiscal como consecuencia. Esta pregunta buscó relevar acuerdos en torno a uno de los puntos más sensibles de los consensos construidos por los voceros locales del neoliberalismo y por los organismos internacionales acerca de que el déficit fiscal es el principal problema a afrontar por cualquier gobierno que busque solucionar problemas estructurales y lograr despegue económico. 
  • Dentro de aquellas que consideran viable que el Estado pague una porción de los salarios de empleados del sector privado (84%), un poco más de la mitad acordó con la medida en general, mientras que el resto consideró que debe evaluarse según la empresa beneficiada. Si el análisis se cruza con el voto en las elecciones presidenciales de 2019, poniendo el foco solo en Juntos por el Cambio y en el Frente de Todos, el rechazo a la medida tiene un 19% entre los votantes de Macri y solo el 11% entre los votantes de Alberto Fernández. En cuanto a la opción de «evaluación de caso por caso», no existen diferencias significativas entre lxs encuestadoxs que votaron por una u otra de estas dos alternativas. Este relevamiento expone que el discurso acerca de que el recorte del gasto público es la principal herramienta para hacer viable cualquier proyecto económico de crecimiento no parecería ser muy potente por lo menos en situación de crisis. 
  • Ocho de cada diez encuestadxs consideró más relevante sostener las fuentes de trabajo en las empresas que su supervivencia, cuando se preguntó sobre si se estaba de acuerdo con la decisión del gobierno nacional de prohibir los despidos aunque eso implique el cierre de empresas. Entre aquellxs que votaron al Frente de Todos es donde aparece mayor acuerdo a la prohibición (83%) Aun así el consenso con la medida también es mayoritaria entre los votantes de Juntos por el Cambio.

Preocupación, caída del ingreso y del consumo

  • Más de la mitad (55%) de las personas relevadas colocó a la «preocupación» como el sentimiento predominante respecto a su situación económica actual. Esta percepción se refuerza cuando se consulta respecto a la merma de ingresos personales o del hogar. 
  • El 70% de lxs encuestadxs afirmaron que sus ingresos o los de su hogar se vieron reducidos en el período de vigencia del ASPO. En este sentido, el 40% de lxs encuestadxs manifestó dificultades para cobrar su sueldo o ingreso familiar. Asimismo, el 65% de encuestadxs que manifestaron una merma en sus ingresos lo hicieron inclusive cuando no consignaron problema alguno para cobrar su salario o el de su familia. 
  • Cruzando la caída del ingreso con la actividad de lxs entrevistadxs, cobran especial relevancia los cuentapropistas: el 87% de lxs cuentapropistas encuestadxs aseguró sufrir una merma en sus ingresos o en los de sus hogares. Más abajo, el 76% de las personas que manifestaron desempeñarse laboralmente en el ámbito privado, lo que también constituye una cifra altísima. Jubilados y pensionados dieron por afirmativa esa respuesta en un 65%, número llamativamente alto teniendo en cuenta que tienen ingresos fijos, pero dando cuenta de la enorme cantidad de jubiladxs que siguen ejerciendo otras tareas remuneradas para llegar a cubrir un ingreso decente. Seguramente es ahí donde se produce la principal caída. El 30% de los empleados públicos, hoy con la situación laboral más estable de todas las actividades, manifestaron una caída en sus ingresos. Es importante recordar en este punto que no todos lxs trabajadores estatales gozan de la misma estabilidad y los contratados forman todavía buena parte del plantel de trabajadores públicos.
  • Respecto al consumo en los hogares, el 62% de las personas encuestadas aseguró que redujo la compra de alimentos por falta de dinero, porcentaje que se incrementa al 65% cuando se compara con casos en donde las personas aseveraron que sus ingresos o los de sus hogares disminuyeron. En todas las categorías ocupacionales relevadas, al menos la mitad de las personas encuestadas manifestaron una reducción en la compra alimentos por falta de dinero. 
  • Cuando al análisis del consumo se le incorpora el factor precios, se comprende con una mayor dimensión el fenómeno de retracción: el 97% de las personas encuestadas afirma que existió un aumento en los precios de los productos de primera necesidad desde el inicio de la cuarentena. Cuando se especifica cuáles, el 77% aseveró que todos los productos indispensables al hogar aumentaron. Al analizar la relación entre la merma en compra de alimentos por falta de dinero y el aumento de productos de primera necesidad, un 84% de las personas consultadas que habían asegurado que operó un aumento en los precios en los productos de primera necesidad, señalaron que dejaron de comprar alimentos por falta de dinero. Esto permite inferir el apalancamiento mutuo de ambos fenómenos en la baja del consumo de alimentos. 
  • Cuando se analiza la merma en el consumo según el voto en octubre de 2019, se observa que entre los votantes de Mauricio Macri el 52% dejó de comprar alimentos por falta de dinero; entre quienes optaron por Alberto Fernández, esa proporción se eleva al 73%. La caída de consumo, si bien impacta diferente entre sectores medios y altos donde anidan mayoritariamente los votantes de Juntos por el Cambio, abarca casi todos los sectores sociales.

La madre de todas las batallas

La pregunta sobre el impuesto a las grandes fortunas, independientemente de su eficacia o del destino que tendrá, visibilizó una cantidad de representaciones contrapuestas sobre la Argentina y puso a jugar a muchos actores políticos, corporativos y mediáticos. 

La aparición de la baja de salarios a «la política», la defensa corporativa frente a la denuncia del presidente a la principal empresa privada del país por 1400 despidos y el comienzo del fuerte intento por horadar la imagen del gobierno con altísimos niveles actualmente de aceptación se despertaron en una sociedad que es de las más desiguales del planeta y cuya imposibilidad de políticas activas de distribución del ingreso constituyen uno de los obstáculos más importantes en estas cuatro décadas de democracia para un desarrollo sustentable.

Las respuestas muestran una distancia con el «clima social» aparentemente existente fogoneado desde muchos medios y de la medición de las opiniones en redes sociales. El grado de aceptación respecto a la implementación de un impuesto a las grandes fortunas es alto: más de la mitad de las personas relevadas se mostró de acuerdo (55%) teniendo en cuenta que el porcentaje de desconocimiento a la medida también es alto y cercano al 20%. Quienes afirmaron que no deben crearse nuevos impuestos, en línea con la opinión del staff de economistas liberales que circulan por medios masivos de comunicación vertiendo una opinión negativa sobre el “costo impositivo argentino”, alcanzaron el ínfimo 3,7% de lxs encuestadxs. 

Cuatro veces mayor (17%) resultó el porcentual de personas relevadas que se opusieron a la iniciativa del impuesto argumentando que «no puede castigarse a aquel que supo ganarse el dinero». Este guarismo es similar al que obtuvo la categoría de respuesta de aquellxs que afirmaron no haber escuchado información alguna sobre el impuesto. 

Otra de las demandas aparecidas en parte de la sociedad civil en medio de este debate tuvo que ver con el necesario “ajuste de la política”. En este sentido, también resultó bajo el porcentual (7%) de respuestas que afirmaron que “primero deberían bajarse los sueldos de la política, antes de promover un impuesto a las grandes fortunas». Cabe aclarar que la pregunta no era si debían reducirse los sueldos a «la política» que seguramente hubiese suscitado un porcentaje de aceptación sensiblemente más alto, sino «si antes de este impuesto deberían bajarse». Puede afirmarse que para la inmensa mayoría de las personas encuestadas no es una condición previa a la implementación de un impuesto a las grandes fortunas, que consideran necesario, un recorte en el gasto de «la política». El planteo contrapuesto entre esas dos «medidas» construido desde diversas usinas de opinión, y que mostraría una sociedad dividida en este tema, no lo parecería en base a lo que arroja esta encuesta.

En el entrecruzamiento entre la aceptación del impuesto a las grandes fortunas con el voto de octubre de 2019 a las dos principales fórmulas, observamos cómo se segmenta políticamente la opinión respecto a los mensajes centrales de cada fuerza política. 

Entre aquellxs que manifestaron haber votado a lxs Fernández, el 72% manifestó acuerdo con la implementación del impuesto. El valor porcentual desciende en 20 puntos cuando se observan las respuestas afirmativas al impuesto por parte de las personas que aseguraron votar a Macri, donde igual es importante resaltar que un poco más de la mitad de las personas que manifestaron votarlo se expresaron de acuerdo con la medida. 

En este grupo, la afirmación de que «no debe castigarse a quien supo ganarse el dinero» alcanzó solo al 19% de lxs encuestadxs. Si a ellxs le adherimos 8% de votantes de JxC que se inclinaron por la reducción del gasto de funcionarios políticos antes que la de un impuesto a las grandes fortunas, podemos establecer que ante la propuesta de un sector del oficialismo por impulsar una forma progresiva de recaudación, solo un tercio de los que optaron por Macri en octubre de 2019 antepusieron la idea del Estado predador y del andamiaje de recaudación a través de la política que circula en el entramado ideológico antiperonista/kirchnerista. Al momento de considerar la edad como factor de aceptación o no del impuesto, se evidencia una tendencia decreciente en la aceptación a medida que aumenta la edad de las personas consultadas. En la franja más joven (16-29 años), seis de cada diez consultadxs acuerdan con la propuesta, mientras que en el estrato de mayor edad (mayores a 65 años) no supera el 40%. En este último rango etario es en donde mayor aceptación se encontró a la idea de que primero deben ser los políticos quienes reduzcan sus ingresos (16%). El segmento de lxs jóvenes fue donde se manifestó con mayor claridad la necesidad de no castigar a aquellxs que supieron ganar el dinero colocando este impuesto (23%). También constituyó la franja etaria más informada sobre la cuestión. En el resto de los intervalos de edad la desinformación sobre el impuesto osciló el 20% entre lxs encuestadxs.

Pesimismo y optimismo: los votantes de Macri más pesimistas que los votantes de Fernández

Al momento de observar la perspectiva del futuro de la situación económica una vez finalizada la cuarentena, la mayoría de las personas consultadas (64%) percibe que la situación económica empeorará, mientras que solo un 11% de lxs encuestados considera que estará mejor.

Cuando analizamos en relación con el voto de las presidenciales de 2019, y particularmente a las dos principales fuerzas contendientes, si bien en ambos casos existe una visión de empeoramiento de las condiciones económicas, los matices en el tipo de respuesta visibilizan la disputa en la esfera política de ambas fuerzas. Para las personas relevadas que optaron por Macri en 2019, una proporción mayoritaria (83%) consideró que la economía estará peor post ASPO y un 6% que estará igual. En el caso de lxs votantes de lxs Fernández, el porcentaje de los que manifiestan que empeorará se reduce al 45% mientras que los que dicen que estará igual asciende al 18%. O sea, el 64% de los votantes del Frente de Todos consideraría que la situación no va a mejorar post cuarentena. Porcentaje alto, pero muestra un optimismo llamativamente mayor que el 89% de los votantes de Mauricio Macri en octubre pasado.

Observatorio de Economía Política

Centro de Estudios de Opinión Pública y Estudios Sociales