La crisis del coronavirus en Brasil. Bolsonaro frente a la tormenta perfecta

Enzo Andrés Scargiali

La rápida propagación del nuevo coronavirus en Brasil ha permitido cristalizar las tensiones al interior de la alianza de gobierno de Jair Mesías Bolsonaro. La crisis no es solo sanitaria, sino también política. Enfrentado desde hace meses con el Poder Legislativo, el Tribunal Superior de Justicia y los medios de comunicación, ahora suma el rechazo del conjunto de los gobernadores del país, la cúpula militar y gran parte de la élite económica que había acompañado su llegada al poder. En Brasil la tormenta perfecta aún no se ha desatado, sin embargo, ya deja caer sus primeras gotas. 

Era el viernes 13 de marzo y el sol todavía entraba con fuerza a través de las viejas ventanas del Forum de Ciência e Cultura de la Universidad Federal de Río de Janeiro en el barrio de Botafogo. Hacía poco más de 48 horas que la Organización Mundial de la Salud había declarado la pandemia del nuevo coronavirus, que, por esas horas, ya circulaba por Río de Janeiro. Llegando al final de la tarde, la mirada de los profesores comenzó a cargarse de preocupación: el Rectorado de la Universidad acababa de resolver la suspensión de todas las actividades académicas hasta nuevo aviso.

Ese mismo día, el gobernador del Estado, Wilson Witzel, tomaba las primeras medidas tendientes a contener la propagación del virus. Una semana después, 26 de los 27 gobernadores estatales ya habían avanzado en decisiones similares, que iban desde la prohibición de las aglomeraciones y la suspensión de clases hasta el aislamiento social obligatorio. 

A pesar de la gravedad de la situación, el presidente Jair Mesías Bolsonaro, al día de hoy, parece no acusar recibo de lo que sucede globalmente y también en su propio país. Desde que comenzaron a registrarse casos positivos, el pasado 23 de febrero, repite cotidianamente a través de sus redes sociales que “el coronavirus es como una lluvia” y que “muchos se mojaran”, relativizando la incidencia que puede tener sobre las poblaciones vulnerables, que se cuentan de a millones en las áreas urbanas de los Estados de San Pablo y Río de Janeiro y el nordeste del país.

Los movimientos sociales comienzan a realizar acciones de concientización en las favelas. Fuente: Colectivo Papo Reto. 

Aguas de Marzo

Según datos del Banco Mundial2, Brasil cuenta con 2,2 camas hospitalarias cada 1000 habitantes y un total de 14.800 unidades de terapia intensiva -cuya ocupación ronda el 95%- para una población que supera los 210 millones de personas3. Números críticos si se los compara con la disponibilidad de camas en países como España o Italia donde los fallecidos por coronavirus se cuentan de a miles. En estados como Río de Janeiro, el sistema de salud se enfrenta al COVID-19 con un déficit de 3000 profesionales de la salud, amén de la falta de insumos y camas críticas de las unidades de terapia intensiva que serán requeridas ante la propagación del virus. 

Si bien el Sistema Único de Salud (SUS) se fortaleció durante los gobiernos de Lula Da Silva (2003-2010) y Dilma Rousseff (2011-2016), tras el impeachment que llevó a Michel Temer al gobierno federal (2016-2018), comenzaron los recortes en salud y la desaceleración de la inversión en ciencia y tecnología. Actualmente, bajo el gobierno de Jair Bolsonaro, el Ministerio de Salud despidió a más de 28.000 servidores públicos.

Desde que se desató la pandemia a nivel global, según el Informe realizado por el OBLAT de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA4, Brasil ha sido uno de los países de la región que menos medidas ha tomado para detener el ingreso de casos sospechosos de nuevo coronavirus al país. Pese al cierre parcial de sus fronteras, los aeropuertos siguen abiertos y el tráfico aéreo continúa diseminando el virus por todo el país. 

Al momento de esta publicación, Brasil registra más de siete mil personas contagiadas y 250 fallecidos que se reparten en la totalidad de los Estados5 y de no tomarse medidas urgentes, los infectados continuaran duplicándose cada 48 horas, tensando aún más el sistema de salud del país. Ante el crecimiento exponencial de casos, los gobernadores han comenzado a autonomizarse frente la negativa del Gobierno Federal de tomar medidas tendientes a la contención de la pandemia. 

Los gobernadores abren sus paraguas 

En declaraciones a la prensa Wilson Witzel, gobernador del Estado de Río de Janeiro, afirmó que “no será responsable por la muerte de miles de personas” y por ello ha incrementado las medidas de aislamiento social que mantienen virtualmente paralizada a la ciudad desde el 18 de marzo. En las próximas semanas, el mítico estadio Maracaná, se transformará en un gigantesco hospital de campaña. Según datos actuales, el Estado registra 832 casos confirmados de COVID-196

A los efectos de la pandemia en el sistema de salud, Río de Janeiro suma una delicada situación en el servicio de provisión de agua potable y un nulo acceso a los servicios básicos en las favelas que potenciarán la propagación del virus poniendo en riesgo a más de un millón y medio de personas. 

En el Estado de San Pablo la situación no es más alentadora. El gobernador Joao Doria, distanciándose de las declaraciones de Bolsonaro, decretó la cuarentena obligatoria en el mayor Estado del país y afirmó que el presidente no se encuentra en “plenas facultades mentales”. 

Las críticas del presidente hacia los gobernadores se exacerbaron y colocó el aparato estatal al servicio de la campaña “O Brasil não pode parar” donde pide a los brasileños que continúen con su vida normal: “Si Brasil para, nos volvemos Venezuela”.

Además, mientras gran parte de su gabinete se encuentra en cuarentena por casos positivos de COVID-19, participó el 15 de marzo de una masiva convocatoria contra el Parlamento y el Tribunal Superior de Justicia.

Días pasado, tras una inédita reunión, 26 de los 27 gobernadores enviaron una carta al presidente pidiendo apoyo y recursos financieros para enfrentar la pandemia. Como era de esperar la respuesta no fue positiva. El presidente insistió que se debía preservar la economía del país ya que “sin empleo la gente no tendrá dinero”, con lo que habría quienes «mueran de hambre» o se «suiciden». Además, en un decreto -que luego fue frenado por el Parlamento- autorizaba al sector privado a reducir los salarios de los trabajadores y hasta suspenderlos por el término de cuatro meses. 

Refucilos en el horizonte

La tormenta perfecta aún no muestra más que sus primeros destellos. El avance de la pandemia en Brasil ha logrado cristalizar el descontento de sectores que habían apoyado la candidatura presidencial de Bolsonaro y que son parte de la alianza en el poder. Entre ellas, parte de la élite económica, la cúpula militar y el propio vicepresidente, el General (r) Hamilton Mourão.

En declaraciones a la prensa, Candido Bracher, presidente del Grupo Itaú, el principal banco del país, dijo que “echaba de menos a alguien que coordine todos los esfuerzos del Gobierno y pueda administrar el variado arsenal de medidas para combatir la crisis”. Además, desde Folha de São Paulo llamaron a Bolsonaro a “retirarse”. En una dura editorial publicada el 26 de marzo incitaron a la formación de “un núcleo de gobernabilidad capaz de dejar en segundo plano los sin-sentidos del presidente”7.

El clima se enrareció más cuando la cúpula de las Fuerzas Armadas -Aeronáutica, Ejercito y Marina- deslizó a través de los medios de comunicación que en caso de ser necesario brindarán su apoyo al vicepresidente, General (r) Mourão, nombre que, con el paso de las semanas, comenzará a sonar cada vez más fuerte en la contención de la crisis sanitaria y política8. Si bien, desde su llegada a la vicepresidencia, ha intentado mantener un perfil moderado no ha hecho esfuerzos por ocultar su reivindicación de la dictadura militar. 

Las ciudades brasileñas se preparan para la multiplicación de los contagios en las próximas semanas. Fuente: Reuters.

Brasil frente a la tormenta perfecta

Si los pronósticos no son errados, los próximos meses serán difíciles para toda América Latina cuando el coronavirus ponga a prueba las capacidades de los Estados nacionales. Serán las medidas que se hayan tomado durante estas semanas las que marcarán la forma en que se desenvuelva la crisis desatada porla propagación del nuevo virus.

Al momento, lo seguro es que el avance del nuevo coronavirus golpeará al país con fuerza, acelerando la propagación de los contagios en las áreas más vulnerables, como las favelas de los Estados de Ríio de Janeiro y San Pablo, y colocando en extrema tensión a un sistema de salud que no se encuentra a la altura de la catástrofe. 

Jair Bolsonaro llegó al poder de la mano de una alianza política que se consolidó con el aval de la élite económica y la cúpula militar. Hoy, frente a una crisis que todavía no puede conmensurarse, son estos mismos sectores los que reclaman la destitución del presidente.  

Las semanas venideras, serán clave para conocer si los efectos de la crisis sanitaria y política habrán llevado a Bolsonaro a replantear su alianza de gobierno o si bien, entrará en el foco de la tormenta que amenaza con hacer tambalear su gobierno. Mientras tanto, los militares ya se encuentran listos para afrontar la crisis y se encolumnan detrás del derechista vicepresidente Hamilton Mourão.

Notas

 Agradecemos los comentarios de Lorena Soler, Magalí Katz, Bárbara Cunha, Juan Pablo Tagliafico y Juan Ignacio Salaberry.

2https://datos.bancomundial.org/indicador/SH.MED.BEDS.ZS?view=chart

3https://g1.globo.com/bemestar/coronavirus/noticia/2020/03/15/brasil-precisa-aumentar-em-20percent-o-total-de-leitos-de-uti-para-adultos-no-sus-para-tratar-coronavirus-diz-entidade-medica.ghtml

4https://www.nodal.am/2020/03/informe-del-oblat-sobre-politicas-publicas-en-america-latina-frente-al-covid-19/19._Argentina_y_pa%C3%ADses_lim%C3%ADtrofes_Informe_n%C3%BAmero_1?fbclid=IwAR2Wxkhd65j0ydtPz7CCBPtJfM_4NWMCGPxs9PJ4SceYZCieMI0caFENgsw

5https://google.com/covid19-map/?hl=es

6https://odia.ig.com.br/mundo-e-ciencia/coronavirus/mapa

7https://www1.folha.uol.com.br/opiniao/2020/03/presidente-retire-se.shtml

8https://www.nodal.am/2020/03/brasil-bolsonaro-enfrentado-con-la-cupula-militar-y-su-vice-el-general-mourao-por-el-coronavirus/

Enzo Andrés Scargiali

Licenciado y profesor en Sociología de la Universidad de Buenos Aires. Becario doctoral CONICET con sede en el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe. Su investigación actual gira en torno al campo científico y las élites económicas durante el neoliberalismo en Argentina y Brasil. 

Foto de portada: el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, afirmó que el coronavirus es una “gripecita”. Fuente: AFP.