El Coronavirus el es Ébola de los ricos

Carta de los médicos del hospital Papa Giovanni XXIII de Bérgamo, Italia. Traducida del italiano al español por Juan Ortiz

Trabajamos en el hospital Papa Giovanni XXIII de Bérgamo, una institución médica de vanguardia con 48 camas de terapia intensiva.

Bérgamo, a pesar de ser una ciudad relativamente pequeña, es el epicentro de la epidemia con 4305 casos más que Milano y de cualquier otra localidad del país.

Nuestro hospital está altamente contaminado y superamos ya el punto del colapso, 300 camas sobre 900 son ocupadas por enfermos de Covid-19. Más del 70% de las camas de terapia intensiva son reservadas a los enfermos graves de Covid-19 que tengan una razonable esperanza de sobrevivir.

La situación es tan grave que nos vemos obligados a trabajar muy por debajo de nuestros estándares de cura. Los tiempos de espera por un lugar en terapia intensiva duran horas. Los pacientes más ancianos no son reanimados y mueren en soledad sin las adecuadas curas paliativas. Las familias no pueden tener ningún contacto con los enfermos terminales y les avisan del deceso de sus seres queridos por teléfono, por médicos bienintencionados pero exhaustos y emotivamente destruidos.

En las zonas aledañas la situación es incluso peor.

Los hospitales se encuentran súper poblados y al borde del colapso, faltan medicamentos, respiradores, oxígeno y los barbijos y materiales sanitarios para el personal. Los pacientes se encuentran en colchones apoyados sobre el piso. El sistema sanitario no logra seguir el ritmo para proveer servicios esenciales como obstetricia mientras que los cementerios están desbordado y el cúmulo de cadáveres crea otro problema de salud pública.

El personal sanitario se encuentra abandonado a su propia suerte mientras intenta mantener los hospitales en función.

Fuera de los hospitales, las comunidades son prácticamente abandonadas, los programas de vacunación están suspendidos y la situación en las cárceles se está convirtiendo en explosiva a causa de la falta de cualquier tipo de aislamiento social.

Estamos en cuarentena desde el 10 de marzo, y lamentablemente el resto del mundo no parece darse cuenta de que en Bérgamo la epidemia está fuera de control.

Los sistemas sanitarios occidentales fueron construidos basándose en un concepto de Patient-Centered Care (un concepto por el cual el paciente participa activamente de su propio tratamiento, toma decisiones junto con el personal médico) pero una epidemia necesita un cambio de perspectiva en dirección de un concepto de Community-Centered Care.

Estamos dolorosamente aprendiendo que hay necesidad de expertos en salud pública y epidemias.

A nivel nacional, regional y en cada uno de los hospitales todavía no nos damos cuenta de la necesidad de involucrar en los procesos de decisión a quienes tengan las competencias apropiadas para contener los comportamientos epidemiológicamente peligrosos. Por ejemplo, estamos aprendiendo que los hospitales pueden ser los principales vehículos de transmisión del Covid-19, porque se llenan rápidamente de enfermos infectados que lo contagian a pacientes no infectados.

El mismo sistema sanitario regional contribuye a la difusión del contagio porque las ambulancias y el personal se convierten rápidamente en vectores de la enfermedad. Los trabajadores de la sanidad son asintomáticos de la enfermedad o enfermos sin ningún control.

Algunos se arriesgan a morir, incluso los más jóvenes, aumentando más aun las dificultades y el estrés en aquellos que se encuentran en la primera línea.

Este desastre podía ser evitado solamente con un contundente despliegue de servicios a la comunidad sobre el territorio. Para afrontar la pandemia sirven soluciones para toda la población, no solo para los hospitales.

Curas a domicilio y clínicas móviles evitan movimientos innecesarios y disminuyen la presión sobre los hospitales. Oxigenoterapia precoz, oxímetros de pulso y otros materiales adecuados pueden ser aplicados a domicilio a pacientes con síntomas leves. Es necesario crear un sistema de control capilar que garantice el adecuado aislamiento de los pacientes utilizando los instrumentos de la telemedicina.

Tal aproximación limitaría la hospitalización a un grupo limitado de enfermos graves, disminuyendo así los contagios, protegiendo personal sanitario y minimizando el consumo de equipo de seguridad.

En los hospitales se debe dar prioridad a la protección del personal médico.

No se puede negociar en lo que a protocolos concierne. El equipamiento de seguridad debe ser disponible. Las medidas para prevenir el contagio tienen que ser aplicadas con rigurosidad en todos los lugares, incluyendo los vehículos. Son necesarias estructuras hospitalarias dedicadas enteramente al Covid-19 y separadas de las áreas no contagiadas.

Esta epidemia es un fenómeno que contempla solamente la terapia intensiva, es una crisis humanitaria y de salud pública. Necesita la intervención de científicos sociales, epidemiólogos, expertos en logística psicólogos y asistentes sociales. Tenemos necesidad urgente de agencias humanitarias que operan a niveles locales.

La OMS lanzó la alarma sobre los preocupantes niveles de inoperancia de los países occidentales. Son necesarias medidas valientes para retrasar el avance de la infección.

El lockdown es fundamental, en China el distanciamiento social disminuyó la transmisión del contagio en un 60%, pero ni bien las medidas sean ablandadas para evitar el stop económico el contagio volverá a difundirse. Necesitamos un plan a largo plazo para contrarrestar la epidemia.

El Coronavirus es el Ébola de los ricos y requiere un esfuerzo coordinado y transnacional.

No es particularmente letal, pero es muy contagioso, cuanto más la sociedad está hospitalizada y centralizada, más se difunde el virus. La catástrofe que está sacudiendo la rica Lombardía podría verificarse en cualquier otra parte del mundo.