Crisis humanitaria e inmigración venezolana en la Argentina ¿Migración de supervivencia?

Cecilia Melella

Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) la cifra de personas que han salido de Venezuela asciende a cuatro millones, situación que ubica al país caribeño como el protagonista del mayor desplazamiento forzado de personas en la historia de América Latina. El contexto de crisis humanitaria que atraviesa Venezuela determina que el proceso de salida de su población no pueda ser comprendido bajo la categoría de migración voluntaria. En este sentido, varios organismos y referentes de los estudios migratorios han postulado comprender la situación venezolana a partir del concepto de migración de supervivencia descripto por Alexander Betts (2013)1. El mismo refiere a personas que están fuera de su país de origen a causa de una amenaza existencial para la cual no tienen acceso a un remedio interno o resolución. La definición de Betts permite englobar diversos motivos que desencadenan el proceso de emigración: falta de alimentos, búsqueda de oportunidades laborales, huida de la inseguridad cotidiana, provisión de medicamentos y el anhelo de un futuro mejor, entre otros. La decisión de emigrar, por ejemplo hacia la Argentina, es ejemplificada en este testimonio:

«O salimos, para preservar la especie, o nos quedamos y nos vamos a morir ahí. Mi esposa se fue pesando casi 70 kg de aquí, 68, 69, y regresó casi pesando 60 kg en ocho meses. O sea, se ha visto la pérdida de peso porque la ingesta de proteínas y de carbohidratos ha disminuido mucho, y la gente ha perdido mucho peso, en cuanto a la situación económica que se vive en el país. Entonces salimos por eso. Y buscando un mejor futuro, porque ¿qué quiere uno para los pequeños? Bueno, que ellos se desempeñen en un país que… todos los países van a tener problemas, pero que pudieran escoger, no que le impusieran ciertas cosas». (Entrevista a A. CABA, 2019). 

La situación en Venezuela no siempre ha sido así. De ser un país que históricamente ha recibido inmigración se ha transformado en un país expulsor.

Entre 2003 y 2008, Venezuela fue receptora de población como consecuencia de la situación favorable producida por las ganancias de la extracción y venta del petróleo. Esa coyuntura cambió en 2013 y con ella sus patrones migratorios, tanto en términos de flujos (cantidad de población que emigra) como en la selección de destinos para la emigración. 

Con todo, llevar el día a día en medio de una recesión económica, del deterioro institucional y de desintegración social ha tenido como resultado las siguientes cifras de emigrados para 2017: Colombia (935.593); Perú (414.000); Estados Unidos (290.224); Ecuador (209.000) y España (208.333)2. Por otro lado, destinos intrarregionales como Colombia y Ecuador evidenciaron un proceso de concentración en los flujos y la inclusión de nuevos plazas como la Argentina y Chile confirman un proceso de diversificación de patrones migratorios tradicionales.

Venezuela en la Argentina

Los números son contundentes: más del 10% de los inmigrantes que ingresaron al país en los últimos dos años son venezolanos. Esta situación exhortó al Estado nacional a tomar cartas en el asunto y proveer a los venezolanos la residencia. Así, se les mantuvo el estatus de Estado asociado del MERCOSUR, situación que les posibilita el otorgamiento de la residencia temporaria ante su solicitud, pudiendo luego de dos años solicitar la residencia permanente. La documentación requerida para radicarse es la que se considera mínima e indispensable a nivel regional por razones de seguridad: documento de identidad que acredite nacionalidad; carencia de antecedentes penales en Venezuela; Certificado del Registro Nacional de Reincidencia (antecedentes penales en la Argentina) y constancia de domicilio3.

Además, se creó el Programa de Asistencia a Migrantes Venezolanos (Disposición 520/2019) para facilitar el ingreso, regularización e inserción social de esta población. Dentro de este marco, cuentan con ciertos “beneficios” para promover una mejor inserción en el país como la simplificación en el acceso a las Universidades nacionales y colegios de enseñanza media, así como el otorgamiento de cuentas bancarias presentando la residencia temporaria, entre otras. 

Respecto de los datos demográficos de la Dirección Nacional de Migraciones (DNM), 70.531 venezolanos se radicaron en el país, aunque según las estimaciones oficiales, los ingresos reales, verdaderamente, ascienden a 130.000. Además, según los registros del mismo organismo, en 2018 fueron otorgadas 70.531 radicaciones de venezolanos -tanto temporarias como permanentes-, un 126% más que en 2017 (Tabla 1).

En líneas generales, los venezolanos y las venezolanas se concentran en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Salta, Neuquén, Misiones, Chubut y Rio Negro (Gráfico 1). 

Gráfico 1. Población venezolana por provincias 2018

Fuente: Elaboración propia sobre base DNM.

Este colectivo migratorio no ha sido, en nuestro país, numéricamente importante, razón por la cual no posee entidades, mutuales o instituciones de gran peso. Esta puede ser la razón –entre otras– de la centralidad del uso de las redes virtuales por parte de los venezolanos. 

La mayor parte de la migración es de origen urbano y con un perfil calificado, pues se encuentra compuesta por profesionales y/o estudiantes avanzados con una edad que ronda entre los 26 y 40 años. Los rubros de ingeniería, salud y actividades empresariales resultan sobresalientes. 

El uso de redes les habilita un contacto asiduo con el círculo íntimo de connacionales en la diáspora (no exclusivamente en territorio venezolano, ya que en la gran parte de los casos analizados, este círculo también ha emigrado) y en el país de destino. Las páginas web, grupos de Whatsapp, cuentas de Facebook e Instagram les permiten nuclearse, circular información sobre documentación migratoria, inserción laboral y residencial, así como sobre productos culinarios venezolanos, envío de remesas y salidas culturales. Es la forma que han encontrado –como afirmó una entrevistada– de no estar “por allí tan desparramados”. 

Notas

 Betts, A. (2013). Survival Migration: Failed Governance and the Crisis of Displacement. Cornell University Press.

2 Organización Internacional para las Migraciones (2018). Tendencias migratorias en las Américas. República Bolivariana de Venezuela. OIM: Buenos Aires.

3 Fuente: http://www.migraciones.gov.ar/accesible/novedad.php?i=3932.

Cecilia Melella

Doctora en Ciencias Sociales (UBA). Se desempeña como investigadora en el área de Migraciones del Instituto de Investigaciones Gino Germani y como profesora en la Facultad de Ciencias Sociales. Forma parte del proyecto de Cooperación internacional “The Venezuelan Humanitarian Crisis: migration, trauma and resilience” (USF Nexus Initiative).