Jóvenes liberales con zapatos, pantalón y camisa de tonalidad clara. Otakus con pines en sus morrales. Madres e hijas, católicas o cristianas identificadas con el pañuelo celeste de la campaña “Salvemos las dos vidas”. Un veinteañero conversa sobre la charla informativa que había tenido ese día para ingresar a estudiar a la UCEMA, mientras lo escuchan atentos un joven de cuerpo menudo con una mochila de la empresa que lo acababa de traer de su viaje de egresados y otro de mirada aniñada que luce una gorra roja con el eslogan de Donald Trump, “Make America Great Again”. Parejas heterosexuales de clase media. Anarcocapitalistas y libertarios con camperas de cuero y brazaletes con la bandera de Gadsen. Metaleros. Algunos personajes corpulentos con remeras con leyendas “Anti Che” y “No fueron 30.000”. Un treintañero con la palabra “Disciplina” tatuada sobre su nuca. Poca gente que pasa los cuarenta años. En la esquina, la mesa del Partido Libertario, que postula a la presidencia al economista José Luis Espert, junta afiliaciones y reparte volantes con sus propuestas: reducción del gasto público y “voucher educativo”, al estilo chileno.

Aquella tarde del jueves 14 de marzo, cerca de mil trescientas personas llegaron al barrio de Belgrano para escuchar al economista Javier Milei, al politólogo Agustín Laje y al abogado Nicolás Márquez, quienes se parapetan hoy como los intelectuales de una derecha que interpela a muchos jóvenes por medio de intervenciones misóginas, individualistas, conservadoras, violentas, homofóbicas y reaccionarias, disfrazadas de un ethos irreverente, un discurso liberal y una pose anti statu quo. El año pasado, Laje y Márquez ya habían colmado el salón Borges de la Feria del Libro y el tradicional Club Español de la Ciudad de Buenos Aires, mientras que el economista hizo lo propio con su obra teatral El consultorio de Milei. Su éxito no es solo local: Laje y Márquez presentaron su best seller El libro negro de la nueva izquierda por varios países de la región. El libro editado en 2016 por el pequeño sello Unión (también editor de Milei) lleva vendidos 20.000 ejemplares en la Argentina y ocupó los primeros puestos en el género “política” en Amazon. Como otros referentes de la alt right a nivel mundial y regional –Ben Shapiro en los Estados Unidos, Milo Yiannopoulos en Inglaterra, Gloria Álvarez en Guatemala o Alex Kaiser en Chile– este trío de “héroes”, según los definía el trailer1 que invitaba a la conferencia, son virulentos en sus intervenciones y le dan una apariencia academicista a sus ideas reaccionarias. Su defensa de la “libertad individual” apunta contra lo que estos personajes consideran ataques de parte de distintas formas del “colectivismo”: el estatismo, el progresismo, el “marxismo cultural” y el feminismo, un otro amplio y polisémico que, aunque no sean nacionalistas, lo consideran resultado de la intromisión de ideas foráneas. El siempre presente enemigo internacional, que cambia sus rostros pero no sus mañas.

Con una entrada a precio similar al de una salida al cine, la conferencia titulada “Nuevos ataques contra la libertad” fue organizada por el centro de estudios de jóvenes de derechas “Cruz del Sur”, presidido por Segundo Carafí1, exfuncionario del PRO en la ciudad. El ticket podía adquirirse a través de Plateanet y el anuncio de los “tres héroes” compartía cartelera con los shows de la sexóloga Alessandra Rampolla y el comediante Jey Mammon, el recital del Chaqueño Palavecino y los monólogos de Enrique Pinti, entre otros.

Además de la diversidad de looks y la cantidad de millennials no encuadrados partidariamente, quienes ocupaban las primeras filas del auditorio reservadas para los invitados especiales revelaban el alineamiento de esta joven generación de influencers con el tradicional espectro de la derecha argentina que considera como “progresista” o de “centro izquierda” al gobierno de Cambiemos.

En el evento de diciembre en el Club Español, mientras lanzaba críticas demoledoras sobre la actual gestión, Laje reincidiría dos veces en el “fallido” de pronunciar “kirchnerismo” en lugar de “oficialismo”: “Disculpen, es que son tan parecidos que se me confunden”, se excusó ante un público que celebraba la destreza del joven cordobés para salir airoso de sus propios lapsus.

Detrás del show que brindan estos personajes que se definen como liberales, pululan los ya conocidos representantes de agrupaciones destacadas de afinidades reaccionarias. La causa militar se mantiene como eje central de estas voluntades y converge con la “ola celeste” antiderechos formando un continuum que el diputado del PRO Nicolás Massot había resaltado en su intervención3 en el debate por el aborto en junio del año pasado: “En ese momento no nos animamos a tanto”.

Desde el lado de los defensores de la represión militar y sus agentes, las dirigentes de agrupaciones de familiares Cecilia Pando y Silvia Ibarzábal, los abogados de Justicia y Concordia representados por Alberto Solanet y Ricardo Saint Jean, el flamante candidato militar de la derecha y ahora exfuncionario de Cambiemos Juan José Gómez Centurión, el abogado y analista financiero Carlos Maslatón y el economista de la UCEMA Agustín Monteverde comparten filas con el pastor Gabriel Ballerini, el periodista de La Nación Mariano Obarrio y otros referentes más jóvenes de la causa provida y también influencers, como el abogado Francisco Oneto y el cantante y conductor Emmanuel Danann. Mientras las personalidades invitadas y el público conversaban y se acomodaban, la pantalla gigante del anfiteatro proyectaba videos de las intervenciones mediáticas más resonantes de los conferencistas, musicalizadas por una melodía de película de ciencia ficción que precalentaba el clima en el auditorio y subía la ansiedad. También se proyectó un repaso por algunos de los discursos políticos que circularon respecto del debate sobre el aborto: Cristina Kirchner, Mauricio Macri y Marcos Peña fueron los más silbados. El video culminaba con la leyenda “Gracias senadores”.

Hasta el momento y a diferencia de lo que sucedió en Brasil, no existe un armado político sólido que integre a estas voluntades para enfrentar a Macri por derecha: la precandidatura presidencial del diputado Olmedo fracasó rápidamente, aunque en los últimos días la dirigente evangelista Cynthia Hotton relanzó su espacio4 “Valores para mi país”. Más allá de su eventual correlato partidario por ahora lejano, Milei, Laje y Márquez materializan espacios concretos y, por medio de posteos en las redes, de libros que se venden y mucho y de conferencias al estilo TEDx, logran sintetizar sentimientos de muchos jóvenes que se piensan antisistema y que despotrican contra lo que definen como “políticamente correcto” mediante una narrativa ultra conservadora y a la vez rupturista.

Las intervenciones de los representantes locales de la alt right emularon la performance de un stand up: caminaron sobre el escenario, conservaron el ritmo y alternaron entre una pedagogía de la información, el fetichismo del “dato duro” y un repertorio de chistes que apuntó directo a la risa del espectador.

Milei, anarcocapitalista rothbardiano, consideró que lo que cada uno haga dentro de su círculo es un problema propio, siempre que el otro no sea obligado a respetarlo, a ser sostenido con los impuestos o a ser interferido por la acción estatal. Su antiestatismo vociferado a los gritos se tornaba ridículo y repetitivo al no tener interlocutor.

Sin desmedro de la dinámica standupera, quieren ser reconocidos como intelectuales y, en buena medida, Gramsci les da la derecha. En su célebre ensayo Los intelectuales y la organización de la cultura (1921), proponía distinguir al intelectual del que no lo era, tomando como medida no el “esfuerzo nervioso muscular” o la calidad intrínseca de las obras de un agente, sino considerando la función social que este ocupa en determinado espacio. Ideas, densidad y Milei al margen, tanto Laje como Márquez intentaron corporizar los gestos, poses y actitudes que la investidura exige. En el evento de diciembre, mientras un tercero los introducía y hacía gala del capital simbólico (títulos académicos, becas y libros) sobre el que se sustentaría el reconocimiento que demandan, ambos aguardaron en silencio con la sobriedad justa: mirada adusta, rostro levemente apoyado sobre las manos entrecruzadas, brazos dispuestos en “V” invertida y codos sobre la mesa.

“Yo soy un obsesivo con los conceptos”, le advirtió Laje al público joven meses después en la cita en el Auditorio de Belgrano. Allí se permitió discutir con algunas teorizaciones de Benegas Lynch (padre) sobre la noción de “libertad” dejando en claro que, al menos en sus cavilaciones internas, se codea con intelectuales. Con esa tónica, propuso lo que llamó un “ejercicio conceptual”, que consistió en una relectura de Marcuse, Adorno y otras referencias del marxismo frankfurtiano para alertar a los jóvenes sobre las nuevas formas de penetración ideológica de una izquierda que, según él, cambió el fusil por el “pañuelo verde”, el “estatismo” y la “ideología de género”. Sus referencias académicas fueron acompañadas por fake news y notas exageradas (como la de una mujer norteamericana que se “casó” con una estación de tren) con la pretensión de evidenciar con “datos” los avances del Estado sobre el individuo y la familia.

Márquez, autor que antecedió a Yofre y Reato en la publicación de libros que reivindican la versión militar de la dictadura, calificó de “dictador pedófilo” a Perón y de “paródicos y sin garantías jurídicas” a los juicios a los militares, que “defendieron la Nación”. La alocución de Márquez era seguida por adolescentes que probablemente escuchaban por primera vez una defensa tan explícita del terrorismo de Estado y expresaban incomodidad con movimientos inquietos. Como en el evento de diciembre en el Club Español, Márquez se referenció en el pensador antisemita francés Charles Maurras para promover una articulación pragmática entre las fuerzas que históricamente caracterizaron a la derecha argentina con el objetivo de “defender nuestra tradición cultural cristiana”. Los casos de Vox en España, Liga Norte en Italia y Agrupación Nacional en Francia fueron tomados como horizonte para Márquez, que manifestó tener la esperanza de ver en la Argentina “liberales que crean en la vida desde la concepción, conservadores que crean que la tradición tenga que estar al servicio del progreso y nacionalistas que no confundan el amor a la patria con el amor al Estado”. Su conferencia finalizó con un guiño a Gómez Centurión, quien lo aplaudió desde la primera fila.

Las causales que explican este furor son varias. Un factor a tener en cuenta es que Laje y Márquez tenían una intensa actividad desde hacía años, pero fue el álgido debate en el Congreso sobre la legalización del aborto, entre mayo y agosto de 2018, el acontecimiento que allanó el terreno para que sus intervenciones tuvieran otro espesor y dieran lugar a nuevas articulaciones con redes evangelistas y católicas, fundaciones, think thanks de derecha y agrupaciones “libertarias”. El despliegue de la “ola celeste” se anudó, a su vez, con el deterioro de las variables macroeconómicas y con la orientación política de un gobierno que genera incertidumbres y descontentos de izquierda a derecha. La formación de puntos de vacancia e impasses culturales que no pueden ser suplidos con los valores, visiones y marcos de interpretación del oficialismo, ni desde ya con las retóricas del variopinto arco opositor, habilita que la virulencia y el “lenguaje de odio” con que se expresan estos personajes en redes sociales pueda materializarse en espacios que se despliegan y al mismo tiempo trascienden el plano virtual, y que encuentran eco en una fracción ecléctica de jóvenes que hoy asiste a estos eventos en busca de referencias. Es cierto que más allá de las formas en que se materializa este espacio, en sus modos de presentación y en la singularidad de sus personajes, no hay nada muy nuevo bajo el sol de la derecha. Sin embargo, existen jóvenes que efectivamente se sienten interpelados por los discursos y por los modos en que estos personajes intervienen públicamente en un contexto de crisis económica y de virulencia que trasciende las redes sociales. Esto nos obliga a salir del microclima que minoriza estas expresiones y a prestarles atención, sin sobreestimarlas ni subestimarlas, sin hacer un consumo irónico de ellas.

Notas

1 Márquez, Laje, Milei – Trailer «Nuevos Ataques a la Libertad» https://www.youtube.com/watch?v=Se8d6LZJ9X4.

2 Perfil de Segundo Carafí en twitter: https://twitter.com/segun_carafi?lang=es.

3 Véase: El “nosotros” de Massot. Recuperado de: https://www.pagina12.com.ar/121326-el-nosotros-de-massot.

4 Véase: Cynthia Hotton y Gómez Centurión encabezaron el lanzamiento de un partido «pro-vida». Recuperado de: https://www.infobae.com/politica/2019/03/28/cynthia-hotton-y-gomez-centurion-encabezaron-el-lanzamiento-de-un-partido-pro-vida.

Ezequiel Saferstein

Doctor en Ciencias Sociales (FSOC-UBA), magíster en Sociología de la Cultura y el Análisis Cultural (IDAES-UNSAM) y licenciado en Sociología (UBA). Docente e investigador asistente CONICET con sede en el CeDInCI/UNSAM.

Analía Goldentul

Licenciada en Sociología y maestranda en Estudios Sociales Latinoamericanos (FSOC-UBA). Es investigadora del Grupo de Estudios de Sociología Histórica de América Latina (GESHAL). Desde 2015 es becaria doctoral del CONICET.