Hace 30 años se desencadenaba el turbulento final del gobierno de Alfonsín. Hiperinflación y saqueos, por primera vez en la historia, en las grandes ciudades coincidían con las elecciones presidenciales. Julio de 1989 nos encontraría con el traspaso adelantado de mando y la inflación más alta de la historia argentina: 196% en un solo mes. Así nacía la década menemista.

Reproducimos aquí retazos de crónicas, noticias e imágenes de aquellos tremendos días de mayo de 1989. Los extractos son de Página/12, Clarín, La Nación y La Prensa. Acompañan las ilustraciones del artista gráfico Sergio Langer, que fueron publicadas en los diarios Sur, Página/12, en la revista Humor y en la revista El Periodista.

31 de mayo de 1989, Página/12

(por Sergio Ciancaglini)

“Estuvimos como dos horas metiendo todo en las bolsas y ahora vinieron esos vagos a robarse todo”, decía Carmen Gómez, 60 años, señalando a un individuo con cuerpo de ropero, una envidiable campera de cuero y sospechosos borceguíes que se llevaba a las corridas una bolsa de unos tres kilos de fideos. Al mediodía cientos de personas habían empezado a congregarse frente al supermercado. “Yo estaba en la villa y otras chicas me dijeron de venir”, explica Juana María. “Lo que pasa es que ya no comemos. Los fideos estaban a 14 y ahora están a 50. Mi marido trabaja pero ya no nos alcanza. No es nada político: queremos comida”.

31 de mayo, Página/12

(por Jorge Lanata)

(…) Los medios ametrallaron durante todo el día con acusaciones indiscriminadas que dibujaron un nuevo borrador de campaña macartista. Los mismos medios electrónicos y gráficos que ahora multiplican acusaciones muestran una memoria de fragilidad cristalina: con una centésima parte de este énfasis podría haberse detenido, hace algunas semanas, la batalla del dólar. Muy pocos reparan, a la vez, en lo que parece un detalle menor: los que roban los supermercados tienen hambre, son vecinos que roban al comerciante de su propio barrio, que los reconoce y los ve pasar con latas de alimentos frente a sus narices. En Rosario, ayer, una de las tantas voces decía:

– Robar comida es necesidad.

30 de mayo, Clarín
El comisario mayor Emilio González, jefe de la Unidad Regional Bahía Blanca, ubicada al lado de la comisaría primera, detalló que “se trata de gente de la Villa Mitre, un asentamiento que se concretó el año pasado, acá, no más de 20 cuadras por 6 que aloja a más de 40.000 habitantes”. Asimismo informó que se movilizaron en dos colectivos y que la mayoría de los asaltantes eran menores de edad y mujeres que inclusive llevaban a sus hijos lactantes en brazos. “Unos vecinos vinieron a avisarnos y por eso les dimos caza”.

30 de mayo, Clarín

Declaraciones del presidente electo Carlos Menem:

“Hay agitadores y hay hambre, porque el que tiene hambre no se lleva un sistema completo de computación de la administración de un supermercado, como pasó en Rosario; eso indica que en estos sucesos, además de la gente desesperada, están actuando agitadores y delincuentes profesionales”.

2 de junio, Clarín

Desde la noche del miércoles, en la esquina de la avenida Roca y Los Nogales, Lomas del Mirador, los lugareños improvisaron barricadas con postes y neumáticos, armándose algunos con cuchillos o piedras para defenderse de eventuales agresiones: “Dicen que van a venir desde varios puntos, por eso anoche no dormimos (eran las dos de la tarde). Seguiremos aguantando, el problema es que no conseguimos comida porque se la comieron toda y que además tenemos que faltar al trabajo pues no podemos dejar a nuestras mujeres e hijos en manos de esa gente”, informó Eduardo Verón.

30 de mayo, La Nación

El diputado electo Luis Zamora, del Movimiento al Socialismo e Izquierda Unida, dijo ayer que, “con una campaña hipócrita se trata de adjudicarles esos hechos (los robos organizados a supermercados y distintos comercios) a militantes políticos de izquierda”.

Agregó: “lo que se ve es la tremenda realidad de que centenares de miles de personas no tienen ya ni qué darles de comer a sus hijos”.

1º de junio, La Nación

Un vecino a quien no mencionamos por obvios motivos, y que fue testigo de cómo los agitadores reúnen a sus seguidores, cuenta: “A eso de las 9 de la mañana pasan por casa avisando que a las 11, en tal esquina, van a regalar comida. Vamos, que nadie se quede afuera”.

“Ya en el lugar indicado, generalmente un centro comercial o un supermercado, el gentío con sus bolsas y sus chicos a cuestas encuentra que no habrá tal repartija. Pero antes de caer en la desazón, uno de los cabecillas empuña un megáfono y los adoctrina… que el comerciante prometió y ahora se quiere echar atrás, que está lucrando con nuestra sangre y que esto no va a quedar así.”

Enardecidos los ánimos, y tras el primer piedrazo en la vidriera, comienza el asalto. Y ya nada ni nadie los detiene.

30 de mayo, La Prensa

El comerciante de esa ciudad Pablo Dávola, cuyo negocio fue saqueado por un grupo de alrededor de 200 personas, contó ayer que entre las personas que pugnaban “por un paquete de harina” vio a muchas mujeres con sus hijos en brazos.

“Pude haber matado a muchos, tenía una escopeta y hasta preparado un sistema para electrificar las puertas, pero había muchos conocidos, gente del barrio que antes me venía a comprar y no supe qué hacer”, dijo el comerciante.

31 de mayo, La Prensa

El secretario general del Partido Comunista, Patricio Echegaray, aseguró irónicamente que “el gobierno radical descubrió a ocho millones de agitadores disfrazados de gente con hambre”, al rechazar acusaciones formuladas contra sectores de izquierda a los que responsabilizó por los saqueos a supermercados.

Investigación: Julieta Gret